Cruzada: Expedición militar y penitente publicada por el Sumo Pontífice con el fin de defender los pueblos cristianos de la invasión islámica. Los participantes hacían voto y se les concedían indulgencias. En varias ocasiones, como el caso de la cuarta cruzada, se apartaron de su objetivo y algunos fueron excomulgados por el Papa por sus atropellos. Para ser justos es necesario estudiar la realidad de la época y entender que hubo diversidad de intenciones entre los cruzados
Mucho antes del comienzo de las cruzadas en el siglo XI, los musulmanes habían invadido a Palestina, Siria, Mesopotamia, todo el norte de Africa y la península ibérica. Carlos Martel en el 732 AD había derrotado al Sultan Abd al-Rahman's en la Batalla de Poitiers. Auque la victoria logró detener el avance islámico por un tiempo, estos continuaron con la intención de arrazar con el cristianismo. En el siglo XI la reconquista en España continuaba y al mismo tiempo los turcos amenazaban a Bizancio, teniendo como meta la conquista del mundo. (Bat Ye'or, Declive del Cristianismo Oriental bajo el Islam).
Los musulmanes sitiaron a Constantinopla en la década de 670-680 AD y en 717-718. Durante la dinastía musulmán Seljuk, Alp Arslan (c.1029-1072) y Malik Shah (1055-1092) extendieron el imperio a Siria y Palestina. En 1071, Arslan derrotó a los cristianos bizantinos en la batalla de Manzikert. Estos perdieron el control de Asia Menor. En el 1095 el emperador Alejo I del reino bizantino necesitaba ayuda con urgencia. Fue entonces que envió mensajeros al Papa Urbano II y a los obispos que se encontraban en el Concilio de Piacenza, apremiándoles a "enviar miembros de su grey al Este para combatir por su fe". Urbano formó la primera cruzada para responder a esta petición de ayuda.
La cruz de Jerusalén

Ver: La oración salva a Europa
El Papa Juan Pablo II ante los conflictos actuales en torno a Tierra Santa. 1 enero 2003 -«Frente a los conflictos de hoy y a las amenazadoras tensiones del momento,una vez más invito a rezar para que se busquen "medios pacíficos" de acuerdoinspirados en una "voluntad de entendimiento leal y constructivo", en armonía con los principios del derecho internacional» «¡Tierra Santa! La dramática y duradera tensión en la que se encuentra esta región de Oriente Medio hace más urgente la búsqueda de una solución positiva del conflicto fratricida e insensato, que desde hace demasiado tiempo la está ensangrentando».«Es necesaria la cooperación de todos los que creen en Dios, conscientes de que la auténtica religiosidad, lejos de poner a los individuos y a los pueblos en conflicto entre sí, les lleva más bien a construir juntos un mundo de paz», aseguró el Papa.«A pesar de graves y repetidos atentados a la serena y solidaria convivencia de los pueblos, la paz es posible y es un deber. Es más, la paz es el bien más precioso que hay que pedir a Dios y construir con todo esfuerzo, mediante gestos concretos por parte de todo hombre y mujer de buena voluntad».
Las Cruzadas fueron un acto de defensa; no de ataqueSegún un experto mundial del tema, el profesor Jonathan Riley-Smith 27 marzo 2006 (ZENIT.org)
Las Cruzadas no fueron un «ejemplo de imperialismo» sino un intento de los occidentales de defender los Santos Lugares y Jerusalén, afirma Jonathan Riley-Smith, profesor de la Universidad de Cambridge. Así lo sostuvo Smith, uno de los mayores históricos en el mundo sobre el argumento, en una mesa redonda, organizada por la Universidad Europea de Roma (UER) sobre el tema «Las Cruzadas, entre mito y realidad», En el encuentro participaron veintidós expertos de varias universidades europeas, que previamente se reunieron en el Centro Nacional de Investigaciones de Roma (CNR), para debatir sobre las nuevas perspectivas de investigación en este tema, respecto a las órdenes militares (templarios, hospitalarios, teutones, etc.). El profesor Riley-Smith explicó que la interpretación que ha desprestigiado y despreciado las Cruzadas es fruto de las obras de sir Walter Scott (1771-1832) y de Joseph Francois Michaud (1767-1839). El escritor escocés Scott representó a los cruzados como «intemperantes, dedicados a asaltar rudamente a musulmanes más avanzados y civilizados», mientras que el escritor e historiador francés Michaud alimentó la opinión de que «las Cruzadas eran expresión del imperialismo europeo». Según Riley-Smith, la idea de que la Cruzada era una empresa colonial tomó más fuerza hace cincuenta años y explicó que en la época en que tuvieron «la teoría de guerra se justificaba teológicamente en una sociedad que se sentía amenazada». Por este motivo, afirmó, no debe escandalizar «ni que el Papado reconociera a las órdenes militares ni que al menos cinco concilios se pronunciaran en favor de las Cruzadas y que dos, el IV Concilio de Letrán (1215) y el Concilio de Lyón (1274), publicaran las constituciones “Ad Liberandam” y “Pro Zelo Fidei”, dos documentos que definieron el movimiento cruzado». «Es difícil ahora imaginar --precisó Riley-Smith-- la intensidad del amor que se sentía entonces por los Santos Lugares y Jerusalén: la preocupación suscitada por la herejía y los asaltos físicos contra la Iglesia; el miedo de los occidentales a los invasores musulmanes, capaces de llegar al centro de Francia en el siglo VIII, y a Viena en los siglos XVI y XVII». «Esto permite explicar --concluyó-- por qué, durante cientos de años, papas, obispos y una mayoría de fieles consideraron que combatir en las Cruzadas era el mejor arma defensiva que tenían y una forma popular de devoción; y esto puede haber oscurecido a sus ojos el hecho de que en realidad se podía confiar poco en ello». ZS06032720
BibliografíaArmstrong, Karen. Holy War. Bantam Doubleday Dell Publishing Group Inc. 1991 Billings, Malcolm. The Cross and the Crescent. Sterling Publishing Company Inc. 1987 (in US, 1990) Infopedia Encyclopedia CD-ROM. Future Vision Holding Inc. 1995 Riley-Smith, Jonathan. What Were the Crusades? Ignatius Press. Third Ed. 2002. Runchman, Steven. The First Crusade. Press Syndicate of the University of Cambridge. 1991Bat Ye'or, Declive del Cristianismo Oriental bajo el Islam.